lunes, 3 de marzo de 2014

Comprando caprichos en el mercadillo.

Pues ayer domingo estuve en el rastro de Torremolinos. Este es un auténtico rastro, es decir, se venden principalmente objetos de segunda (y tercera, cuarta.....) mano. Hay algún puesto que tiene cosas nuevas, pero son los menos. Sobre todo hay una variedad impactante de mierda variada, pero ya se sabe que la basura de un hombre es el tesoro de otro.
Hay un puesto que me encanta, lleno de objetos con solera: latas de galletas y caramelos antiguas, herramientas variadas antiguas (no sabéis lo bonitos que son los antiguos cepillos de carpintero, con la madera oscurecida por los años), algo de porcelana y algunas joyas. El puesto lo lleva un inglés que de vez en cuando se va a su tierra y compra trasteros (sí, como los de Quién Da Más) para luego vender los cachivaches en Torremolinos. En este puesto obtuve ayer esta preciosidad:



¿A que es bonito? en la foto no os podéis hacer una idea del tamaño, pero os diré que me cabe en la palma de la mano y sobra bastante espacio. Aún no he comprobado si las llaves funcionan y tampoco se para qué lo quiero, pero tenía que llevármelo. Dos euritos tienen la culpa.

 Otra adquisición que se me ha pegado en las manos es esta chapa:


"Piedra, papel, tijera....... lagarto, Spock". También tenían una de los adipocitos de Doctor Who, pero me pudo esta. Además me he traído una camiseta por un euro que jamás me voy a poner, pero que tiene estampado un dibujo súper chulo que voy a usar en un bolso.

Ahora mismo estoy trabajando en un bolso vaquero grande, con muchos bolsillos y con el interior estampado que ya os enseñaré. Esta tarde he tenido que dejarlo e irme a comprar hilos porque mi remalladora se ha zampado dos de los conos de hilo blanco, y el tercero está tiritando. Es una maravilla y a cada día que pasa estoy más contenta con ella, pero se jama el hilo que da gusto. Es una ansiosa.


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