Pues esta semana ha sido la semana de las cosas que hacen plof. Ayer hizo plof el teclado de mi ordenador, muerte no anunciada pero previsible, ya que tenía ocho años y algún que otro buchito de cocacola en lo alto. Así que he tenido que salir a por uno, entre otras cosas para poder escribir esto. Ha hecho plof mi plancha (después de hacer catacrack contra el suelo, porque tropecé con el cable... vamos, que no tiene culpa el animalito) y hoy al enchufarla se ha dedicado a mear (literalmente) toda el agua y a hacer ruidos como "crrrr... crrrrr", cosa que me ha acojonado bastante (¿quién dijo miedo? Pues yo). Ha tocado salir a por otra, porque yo puedo estar sin chocolate, sin cocacola y hasta sin mascarilla para el pelo, fíjate tú, antes que estar sin plancha.
Pero como hace un tiempo precioso en Málaga, con esta luz espectacular y maravillosa que tiene mi casa- sobre todo mi cocina- y que te quita todas las penas, pues prefiero mirar para otro lado, no pensar en la pasta del teclado y la plancha y pensar en
- Que estoy enamorada de esta tela como lino que encontré en el mercadillo a 1€ de nada el metro, y que va a ser un mantel precioso para mi cocina con una cenefa de espiga en el borde, cortesía de mi súper máquina de coser.
- Lo bonitas que me han quedado las uñas de los pies. Me encanta el borde dorado.
- La luz preciosa de mi cocina.
- Un cafetito rico después de comer, con un libro. Perfe.
Y es que las penas con pan son menos, y con café directamente se esfuman. Anda que no.
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