Pues he vuelto a coger la bici, que la pobre estaba rescondida en un rincón de mi casa. Bueno, en realidad, como mi casa es tan pequeña, la bici andaba estorbando como una marrana preñada. Pero por fin he dejado a un lado los achaques y, aprovechando las vacaciones, he vuelto a pedalear por Málaga. Hay que decir que el Ayuntamiento ha hecho un gran esfuerzo haciendo carriles bici.... que acaban abruptamente en diferentes puntos de la ciudad sin solución de continuidad. P'habernos matao. En fin, al menos tengo un carril bici que puedo coger cerca de mi casa y que va desde el Polideportivo Ciudad Jardín hacia La Rosaleda, baja por el paseo de Martiricos y baja por Don Juan de Austria/ Jaboneros/ Armengual de la Mota, pasa por delante de El Corte Inglés y coge la Alameda Principal hasta el Paseo del Parque, donde se acaba este carril. No está mal. Es muy agradable pasar con la bici por debajo de los amables gigantes de la Alameda Principal. Compensan el ahume de los autobuses. Tardo algo así como una hora en bajar al centro y volver a subir. Por supuesto, lo peor es volver.... y con los cuádriceps como cocos, subir la bici dos pisos sin ascensor.
El problema no es sólo que el carril bici no conecte con el tramo que hay por el Paseo Marítimo Antonio Banderas (que yo se que existe), o que se acabe bruscamente en el Paseo del Parque, al pie del Ayuntamiento. O que haya un tramo que corre por una calle paralela a Ollerías (calle Parra) y que se acaba de golpe sin solución de continuidad, dejándote en medio de nada. No. Lo peor es que en Málaga la gente no está acostumbrada a los carriles bici, y los peatones lo invaden constantemente. No quiero decir con esto que los peatones a veces crucen por el carril bici, sino que lo utilizan como parte de la acera. Esa parejita abrazadita empujando el carrito del bebé, más tiernos ellos quel pan bimbo. Esa familia feliz, padre, madre, suegra, bisabuela en silla de ruedas y cinco churumbeles, todos cogiditos de la mano, atravesados en el carril bici y sin intención de desalojarlo. Esos adolescentes que más que abrazarse han hecho simbiosis, y van sordos y ciegos por el carril bici, que no oyen ni el IPhone4, que le han puesto de politono a Camela. Y si sólo fueran peatones, pase. Pero a los conductores les encannnnta el carril bici. A algunos les ha venido Dios a ver. El taxista parado ocupando parte del carril taxi y todo el carril bici. El que descarga y ha dejado la fregoneta en el carril bici. El que espera a la novia... ¿lo adivináis? Exacto: en el carril bici. Esta gente obliga a los ciclistas a invadir la acera, con el peligro para el ciclista y el resto de peatones, que sí van por su acera. Porque lo que es bajar a la calzada, yo no lo hago ni borracha, que tal y como conducen los malagueños (dicho sea sin ánimo de ofender) acabo como un sello de dos euros con bici y todo.
Por otro lado, están los ciclistas que piensan que como el Ayuntamiento les ha puesto un carril bici, tienen licencia de corso para hacer lo que les sale de las pelotas, tanto en el carril bici como en la calzada o en las aceras. Hoy me ha adelantado un grupo de chavales jovencitos, unos siete, de los cuales había una chica que no controlaba mucho (ni poco, la verdad) la bici (la pobre iba diciendo "verás, verás"). Me han pasado a toda hostia y los más hábiles con la bici iban por la acera, en vez de por el carril, esquivando viejas.
Por supuesto, es un problema de educación. Esperemos que poco a poco la gente se vaya acostumbrando a que el carril bici es para eso: las bicis. Y que los peatones tienen la acera y el resto de vehículos la calzada. Y que tener una bici no te da pista libre para ir haciendo caballitos entre la gente por calle Larios (visto hoy). Como decía mi amigo Joaquín, Andalucía está muy bien. El problema son los cateterismos.....
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